La envoltura biodegradable es la panacea de la industria alimenticia actual. Se diferencia del envase en que ésta, más que retener en un espacio delimitado la comida, la envuelve, protegiéndola de agentes externos o, en todo caso, separándola del envase.
Para empezar este artículo te invito a pensar en cuántas veces consumes semanalmente un producto que tenga una envoltura. Golosinas, barritas energéticas con proteínas que utilizas para ir al gimnasio, el kebab que te comes luego porque “hoy me lo merezco”, la prueba de antígenos que te haces porque no vaya a ser, etc. ¿Cuántas? Haz la prueba durante una semana, cuenta las veces que has abierto una envoltura para tirarla directamente a la basura y estoy seguro de que te sorprenderás. Yo he hecho la prueba esta semana y he consumido un total de 32 envolturas, de plástico y aluminio.
Lo cierto es que las envolturas nos rodean, de hecho, si vives en una zona de playa, esta afirmación es literal. Así lo señaló un artículo publicado por National Geographic, en el que menciona que las envolturas de plástico superan ya a las colillas como residuo más abundante en las playas.
Las envolturas no biodegradables producen toneladas de residuos
Nadie te pide que renuncies a las barritas energéticas ni mucho menos al kebab ¡Faltaría más! Pero el motivo para consumir alimentos contenidos en envolturas biodegradables tiene su justificación en una cuestión de matemática básica.
Supongamos que el español medio consume el mismo número de envolturas no biodegradables que yo por semana (32), si multiplicamos esto por el total de semanas que tiene un año (54), por el total de población de España (47,35 millones), y por una media de 5 gramos por envoltura, estaríamos ante un total de 409.104 toneladas anuales de envolturas no biodegradables al año. Solo en España, solo en un año.
O lo que es lo mismo, 409.104 toneladas de residuos que tardarán unos 150 años en biodegradarse, afectando a los ecosistemas, a los ríos, a las montañas, a los animales, etc.
El problema real no es producir semejante cantidad de basura tóxica para los ecosistemas solo un año, el verdadero problema es que los residuos derivados de las envolturas no biodegradables aumentan cada año, llegando a dominar ya espacios naturales ocupados por los seres humanos, como las playas.
Siguiendo con este arranque matemático que me ha dado en este artículo, vamos a hacer un cálculo más. Si partimos de que la esperanza media de vida en España es de 83,58 años, nos daremos cuenta de que nuestra generación, a este ritmo, producirá más de 34 millones de toneladas de residuos derivados de las envolturas que no se habrán biodegradado cuando muramos, y este efecto será acumulativo si no hacemos nada para evitarlo. Pero ¿Qué podemos hacer para evitarlo?
Los beneficios de las envolturas biodegradables
Las envolturas biodegradables son la clave para afrontar el problema de la contaminación con este tipo de residuos. Tardan una media de un año y medio en biodegradarse (un 1% del tiempo que tardan el resto de las envolturas), por lo que, aplicando los cálculos anteriores, un país entero produciría un total de 409.104 toneladas de residuos fácilmente biodegradables a lo largo de la vida entera de toda una generación, frente a los 34 millones de toneladas que producimos en la actualidad. Es decir, un 98,8% menos de residuos derivados de las envolturas y un 100% menos de residuos derivados de envolturas no biodegradables en 83,58 años.
Evidentemente este escenario es imposible en la actualidad, por cuestiones legislativas a la par que logísticas y de producción, sin embargo, si poco a poco empezamos a consumir este tipo de envolturas frente a otras que no son biodegradables, conseguiremos crear un impacto positivo sobre el medio ambiente, y en Greenvase estamos comprometidos con ese objetivo.